Adrián, baja un momento y
mira esta panda de locos que están corriendo con la bici por mitad del
desierto. “Espera, que ya bajo….”
Este fue el comienzo de todo.
Una tarde que estaba aburrido
en casa, quemando las horas frente al ordenador y la casualidad que mi mujer
viera, cambiando de canales, el reportaje de Santi Millán “imparables”.
Yo nunca había oído hablar de
la Titan Desert,
pero me quedé tan enamorado e impactado que casi balbuceando le pedí un papel y un boli para apuntar el nombre de
la carrera, e hice el juramento que la correría.
Y casi sin darme cuenta estaba
en el avión con las piernas temblando al ver con quien me estaba jugando los
cuartos. Casi todo eran deportistas de elite y caras conocidas….
Y llegó el momento. Allí
estaba con mis nuevos compañeros Roberto y Rafa, esperando que la típica bocina
arrancase la Titan Desert
2013.
Las dos primeras etapas
fueron las de montaña.
Y fueron muy duras y no solo
por los tramos de subida. Las bajadas estaban rotas y para no descabalgar era
imposible soltar el manillar, y acabamos casi todos con bastante dolor de
cuello y tríceps por ir en tensión.
Los paisajes eran
absolutamente espectaculares, y es difícil decir esto cuando la única
vegetación que vimos fue en el hotel de salida.
Las montañas áridas tienen
una belleza difícil de explicar y es una pena no haber dispuesto de tiempo
suficiente para hacer fotos. Cuando tenía ocasión de observar y reflexionar
acerca del entorno que me rodeaba me daba cuenta de su grandeza, porque me
hacía sentirme pequeño.
El segundo día fue la etapa
maratón, en la que teníamos que llevar todos los objetos necesarios para
sobrevivir dos días (saco, ropa comida, etc.…) por lo que a la dureza del
recorrido y el calor se unió el lastre del equipaje.
La tercera etapa (segunda de
la maratón) fue la más dura de todas y no solo por el incidente me pasó y que
todos conocéis.
Fue el primer contacto con el
terreno desértico, y avanzar por las pistas de arena, lastrado y con un calor
sofocante pone a prueba tu físico y sobre todo tu mente.
Era imposible coger ritmo
porque la rueda se clavaba cada 20 metros, y el tener que hacer tantos
arranques iba quemando tu fondo y tu paciencia. Sin embargo yo me sentía cómodo
(entre muchas comillas) y ese día apreté el paso.
En el momento que hice el
giro al infierno, iba más o menos por el puesto 170, y había recorrido 110 Km. no aptos para todos
los públicos. En una bifurcación, había desaparecido la señal que indicaba
“derecha” y yo tomé dirección izquierda, porque el campamento realmente estaba
en esa dirección, a 12 Km.
en línea recta.
Lo que empezó siendo como el
recorrido habitual de esa etapa (arena compacta y piedras), poco a poco y sin
darme cuenta se convirtió en montañas de roca por las que casi era imposible
andar.
Aún me quedaban 4 horas para
entrar en tiempos, por lo que incluso llegué a pensar que podría entrar aunque
fuera andando. Primero comencé por abandonar el equipaje que llevaba, porque
era el segundo día de la etapa maratón. Cuando me di cuenta que era imposible
seguir con la bici ya era demasiado tarde, porque tenia lo mismo desde mi
posición hasta el campamento que hasta el lugar donde me equivoqué., y ya no
tenía agua porque llevaba andando mas de tres horas.
Abandoné la bici y grabé la
posición en el GPS, con la esperanza de regresar algún día a por ella.
Y seguí escalando hasta el
punto más alto que tenía alrededor, a ver si encontraba algo de cobertura o por
lo menos que fuese un punto fácil para que me encontrase el helicóptero cuando
me echaran en falta.
Desde allí traté de ponerme
en contacto con la organización o con cualquier otro teléfono, pero fue
imposible. Finalmente probé a llamar a algún teléfono fijo de España y conseguí
hablar con Pili.
Le dije mi posición GPS y le
encargué que llamase al teléfono de la titan y explicase lo que había pasado.
Y con un autocontrol
alucinante así lo hizo.
Le dijeron que había
problemas con los teléfonos en Marruecos, y que tratarían de ponerse en
contacto con dirección de carrera, así que solo tenía que esperar.
Pasada una hora y empezando a
hacerse de noche, volví a llamarla y me dijo que en ese teléfono ahora le
saltaba un contestador, y que no sabía si habían podido hablar con dirección de
carrera.
Y le dije que si se hacía de
noche y sin agua y conforme estaba de agotado me moriría seguro, y que me iba
andando dirección campamento. Si volvía a hablar con alguien, que así lo
dijese.
Y comencé a andar o mejor
dicho a escalar.
Media hora mas tarde me llamó
Felix Dot (director general de la Titan
Desert) y me dijo que si me era posible volver a decirle las
coordenadas, porque habían tratado de llegar con los todo terreno y quads pero
había sido imposible e iban a sacar el helicóptero.
Le dije mis nuevas
coordenadas (gracias al GPS de pilas y monocromo que seguía en marcha después
de 12 horas) y me dijo que no me moviera, que era casi de noche y no tenían
mucho tiempo de vuelo.
La primera pasada no me
vieron, y en la segunda encendí el led parpadeante de mi teléfono y por fin me
localizaron.
Cuando bajé del helicóptero
en el campamento, estaba para hacer un anuncio de “apadrina un ciclista”,
porque estaba ensangrentado y un poco ausente. Habían sido 115 Km. durísimos, 4 horas
andando, otras 4 sin agua y sin nada de comida.
Solo darle gracias a Pili que
mantuvo una calma admirable y me salvó de una muerte segura, y gracias a
dirección de carrera que modificó todas las actividades del miércoles para poder
recuperar mi bici y que me permitió acabar la carrera.
Los tres siguientes días
fueron una lucha terrible contra las pistas de arena y sobre todo contra el
aire.
Allí comprobé la certeza de
la cita: “Al ciclista todo le da por culo
excepto el aire, que siempre le da de cara”.
Que verdad mas grande…
Hay que tener la mente mas
rodada que las piernas para aguantar tres días contra el aire y por unas pistas
por las que era imposible conseguir una cadencia constante. Y no dormirte para
entrar en los tiempos de corte.
Y el cruce de dunas, que esperábamos
como algo anecdótico y sin demasiada importancia, fue simple y llanamente terrible.
Después de ciento y pico quilómetros tener que andar más de cinco km. por
subidas y bajadas de arena con poca o ninguna agua fue heavy metal. Menos mal
que me di cuenta que descalzo se avanzaba más rápido, porque o corrías o te
quemabas los pies.
Y la emoción de llegar a meta
con la recogida del monolito (la pastilla de jabón) que certifica tu llegada a
meta y pone el punto final a la locura.
Siempre recordaré las felicitaciones
de Manu Tajada (director técnico de la prueba) cuando me entregó el monolito y
de Germán (que iba en el helicóptero cuando me encontraron) y que vino a
buscarme para darme un abrazo..
Ellos me vieron destrozado física y mentalmente
cuando me rescataron y les juré por mi vida que si encontraban la bici saldría
al día siguiente y llegaría al final. Y estuvieron conmigo hasta las tantas estudiando
el track que grabó el GPS para ver donde
podía estar, y lo consiguieron.
No tenían ninguna obligación
de hacerlo, pero lo hicieron.
Y me vieron llorar como un
niño cuando vi la bici bajando del helicóptero, y me vieron salir después de haber
tocado fondo y prácticamente sin haber dormido.
Ellos son conscientes del
esfuerzo que tuve que hacer para superar el cuarto día y haber llegado al final.
Y me bajé de mi querida Ghost
sin saber que esa había sido nuestra última vuelta juntos.
Después de 22000 Km. le dije adiós a
mi querida compañera de fatigas.
Todo el esfuerzo que he hecho
se lo dedico a Pili y a Daniel, por todo el tiempo que no les he dado durante
la preparación y por haber soportado todas las consecuencias de la aventura.
También agradecerle a mi
hermana Maite su regalo (el billete de avión) ya que ha sido la única persona
que se ha rascado el bolsillo para echarme una mano.
Gracias a los compañeros de
la peña que me han acompañado tantos días de preparación y que me dedicaron una
emotiva cena de despedida y especialmente a Paco que además ha pasado muchas
horas delante del ordenador buscándome cosas y sacándome información.
Y gracias a la gente que allí
conocí (Rafa, Roberto, Miguel, Albert….) a los que espero volver a ver en la
salida del 2014 y volver a disfrutar de su compañía.
Ya veremos lo que pasa
3 comentarios:
Grande Adrián!!!!
(José Manuel del curro)
Grande Adrián!!!
(José Manuel del curro)
Cuando hicisteis Luis y tu la de Islandia creiamos que nada superaria aquello,pero creo que nos equivocamos...en una palabra IMPRESIONANTE.
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